miércoles, 18 de mayo de 2016

Galería: Mayo 16


Petrus Christus, La virgen del árbol seco, 1465.
14,7 x 12,4 cm.
Acá se puede ver en detalle: http://www.museothyssen.org/thyssen/ficha_obra/428

lunes, 21 de marzo de 2016

Galería: marzo 16



Desnudo, Roberto Fernández Balbuena, 1932

viernes, 12 de febrero de 2016

Galería: febrero 16


Autorretrato, Alfonso Ponce de León, 1936.

lunes, 11 de mayo de 2015

Premio ALIJA para Los Trucus

ALIJA, la Asociación de literatura infantil y juvenil argentina, distinguió con una Mención especial del jurado a Los Trucus entre todas las novelas para chicos publicada en 2014.


jueves, 16 de abril de 2015

¿Dónde se vende Las calles de Villa Crespo?

Las calles de Villa Crespo se consigue en las siguientes librerías de Buenos Aires:

El extranjero, Olleros 4128, Chacarita.
El gato escaldado, Av. Independencia 3548, Boedo.
La paragráfica, Av. Córdoba 1785, locales 4, 5 y 6.
La libre, Bolívar 646, San Telmo.
La internacional argentina, Padilla 865, Villa Crespo.

Punc, Luis Belaustégui 393, Villa Crespo.
Crack-up, Costa Rica 4767, Palermo.
Libros Tercera Fundación, Sarmiento 3009, Once.


O pueden comprarlo en forma directa, como todos los libros de la editorial La comarca, escribiéndole a: comicodelalengua@hotmail.com

Facebook: Las calles de Villa Crespo

lunes, 16 de febrero de 2015

Las calles de Villa Crespo






Información en Facebook: Las calles de Villa Crespo

martes, 12 de agosto de 2014

Los Trucus


Apareció Los Trucus, novela para chicos de 9 a 99 años.



Se consigue en todas las librerías, o en la página o el facebook de la editorial Del Naranjo.

jueves, 24 de abril de 2014

Paseo Forain

Jean-Louis Forain (1852-1931)


Rimbaud



La comedia parisina: el mojón



Entreacto en el escenario



La visita

Forain y su mujer, Jeanne Bosc

miércoles, 9 de abril de 2014

Galería: abril 14


Lucien Freud, Leigh on a green sofa

jueves, 2 de enero de 2014

Galería 14: Enero


Desnudo acostado en alfombra roja, Félix Vallotton, 1909.

martes, 19 de noviembre de 2013

MOON


Sin título (Moon, 1865), de Robert Longo.
Carbonilla sobre papel, 223.5 x 182.9 cm

jueves, 31 de octubre de 2013

MALONE


¿Es decir que está más claro acá ahora que sé lo que pasa? Bueno, debo decir que no, es el mismo gris que antes, que por momentos brilla literalmente, después se enturbia y se debilita, se espesa si se prefiere, al punto de ocultar todo a mis miradas salvo la ventana que parece ser de algún modo mi ombligo y de la que me digo que el día en que ella también se eclipse sabré más o menos a qué atenerme.

Malone muere, Samuel Beckett

sábado, 12 de octubre de 2013

Las ventanas de Baudelaire


El que mira desde afuera a través de una ventana abierta no ve nunca tantas cosas como el que mira una ventana cerrada. No hay objeto más profundo, más misterioso, más fecundo, más tenebroso y más deslumbrante que una ventana iluminada con una vela. Lo que se puede ver bajo el sol es siempre menos interesante que lo que pasa atrás de un vidrio. En ese agujero negro o luminoso vive la vida, sueña la vida, sufre la vida.
Más allá de las olas de los techos veo a una mujer madura, arrugada ya, pobre, siempre inclinada sobre algo y que no sale nunca. Con su cara, con su ropa, con su gesto, con casi nada, rehíce la historia de esa mujer o más bien su leyenda, y a veces me la cuento a mí mismo llorando.
Si hubiera sido un pobre viejo, habría rehecho la suya con la misma facilidad.
Y me voy a acostar, orgulloso de haber vivido y sufrido en otros y no en mí.
Quizá ustedes me digan: “¿Estás seguro de que esa leyenda es la verdadera?” ¿Qué importa cuál puede ser la realidad que está fuera de mí, si ella me ayuda a vivir, a sentir que soy y lo que soy.

Charles Baudelaire
Poemas en prosa

sábado, 29 de junio de 2013

El taller del pintor, de Gustave Courbet



Querido amigo:
A pesar de que me vuelvo hipocondríaco, estoy metido en un cuadro inmenso, 6 metros de ancho por 3,60 de alto; quizá más grande que el Entierro, lo que mostrará que todavía no estoy muerto y el realismo tampoco, porque realismo hay. Es la historia moral y física de mi taller. Primera parte: es la gente que me sirve, me apoya en mi idea y participa de mi acción. Está la gente que vive de la vida y la que vive de la muerte; está la sociedad en lo alto, en lo bajo, en el medio; en una palabra, está mi manera de ver la sociedad en sus intereses y sus pasiones, y está el círculo que viene a hacerse pintar por mí. Sabe, el cuadro no tiene título; voy a tratar de darle una idea más exacta de él describiéndolo secamente. La escena pasa en mi taller en París. El cuadro está dividido en dos partes. Yo estoy en el medio, pintando; a la derecha todos los accionistas, es decir los amigos, los trabajadores, los amantes del arte. A la izquierda, el otro mundo de la vida trivial, el pueblo, la miseria, la pobreza, la riqueza, los explotados, los explotadores; la gente que vive de la muerte. En el fondo, contra la pared, están colgados los cuadros del Regreso de la feria, las Bañistas y el cuadro que pinto...
Le voy a enumerar a los personajes empezando por el extremo izquierdo. Al fondo de la tela hay un judío al que vi en Inglaterra; atravesaba la actividad febril de las calles de Londres llevando religiosamente un cofrecito bajo su brazo derecho y cubriéndolo con la mano izquierda; parecía decir: yo tengo la sartén por el mango. Tenía una cara de marfil, larga barba, turbante y una larga toga negra que arrastraba por el suelo. Atrás de él hay un cura con cara triunfal, con la jeta roja. Adelante de ellos hay un pobre viejo enclenque, un antiguo republicano del 93 (¡ese ministro del Interior, por ejemplo, que había integrado la Asamblea cuando se condenó a muerte a Luis XVI!, el que el año pasado todavía seguía las clases de la Sorbona), hombre de noventa años, con una alforja en la mano, vestido con una vieja tela blanca remendada, mira a sus pies los harapos románticos (al judío le da lástima); después un cazador, un segador, un hércules, un payaso, un vendedor de trajes con galones, la mujer de un obrero, un obrero, un enterrador, una calavera sobre un diario, una irlandesa amamantando a un chico, un maniquí. La irlandesa es otro producto inglés, la vi en una calle de Londres (sus únicas prendas eran un sombrero negro de paja, un velo verde agujereado y un chal negro desflecado bajo el cual llevaba a un chico desnudo bajo el brazo). El vendedor de trajes preside todo eso: despliega sus atavíos ante toda esa gente que le presta la mayor atención, cada uno a su manera. Atrás de él, una guitarra, y un sombrero con plumas en primer plano.
Segunda parte: después viene la tela sobre su caballete y yo pintando con el perfil asirio de mi cara. Atrás de mi silla hay una modelo desnuda; está apoyada en el respaldo de mi silla, mirándome pintar un momento; su ropa está en el piso y delante del cuadro; después un gato blanco cerca de mi silla. A continuación de esta mujer viene Promayet, con su violín bajo el brazo, como está en el retrato que él me envía; atrás de él están Bruyas, Cuenot, Buchon, Proudhon (me gustaría mucho tener también a este filósofo Proudhon que comparte nuestra manera de ver; si él quisiera posar, me pondría contento; si lo ve, pregúntele si puedo contar con él). Después viene su turno en la parte delantera del cuadro: usted está sentado en un taburete, con las piernas cruzadas y un sombrero sobre sus rodillas. Al lado, más en primer plano todavía, hay una mujer mundana con su marido, vestida con gran lujo. Después, en el extremo derecho, sentado sobre una mesa de una sola pata está Baudelaire, que lee un gran libro; al lado de él hay una negra que se mira en un espejo con mucha coquetería. Al fondo del cuadro, se ve en el hueco de una ventana a dos enamorados que dicen palabras de amor: uno está sentado en una hamaca; encima de la ventana, grandes cortinas de sarga verde; todavía hay contra la pared algunos yesos, un estante con una botellita, una lámpara y potes, después cuadros dados vuelta, después un biombo, después nada más que una gran pared pelada. Le expliqué todo muy mal, empecé al revés; debería haber empezado por Baudelaire, pero es demasiado largo para volver a empezar, lo entenderá como pueda. La gente que quiere juzgar tendrá trabajo, se la arreglarán como  puedan. Porque hay gente que se despierta de noche sobresaltada, gritando: ¡Quiero juzgar! ¡Tengo que juzgar!
Imagínese, querido, que teniendo este cuadro en la cabeza me sorprendió una ictericia horrorosa que me duró más de un mes; yo que siempre estoy apurado cuando me resigno a hacer un cuadro, lo dejo que imagine la inquietud que sentía; perder un mes, yo que no tenía un solo día que perder, pero creo que lo voy a lograr. Todavía tengo dos días por personaje, sin contar los accesorios; a pesar de eso debe hacerse. Enviaré catorce cuadros a la exposición, casi todos nuevos, excepto el Entierro, los Picapedreros y mi retrato con pipa que Bruyas acaba de comprarme por 2.000 francos; también me compró la Hilandera por 2.500 francos; tuve suerte; voy a pagar lo que debo y hacer frente a la exposición: no sé cómo habría hecho sin eso, no hay que desesperar jamás.  Tengo un cuadro de costumbres del campo ya hecho, Las cribadoras de trigo, que entra en la serie de las mujercitas del pueblo. Otro cuadro extraño. Estoy triste, tengo muy poco ánimo, el hígado y el corazón devorados por la amargura. En Ornans frecuento un café de cazadores furtivos y gente de la gaya ciencia... Todo eso no me distrae.
Parece que Promayet también es muy desgraciado, trate de ayudarlo a encontrar algo; el orgullo y la honestidad nos van a matar. En este momento no puedo hacer nada, es absolutamente necesario que esté en condiciones para la exposición.
Lo abrazo de corazón,
Gustave Courbet

(Carta de Courbet a Champfleury sobre El taller del pintor, 1855)
Traducción de la casa

domingo, 19 de mayo de 2013

galería: mayo 13


La lectora, Jean-Jacques Henner.

lunes, 7 de enero de 2013

Galería: enero 13

Mujeres de vida galante, de Paul Delvaux

sábado, 29 de diciembre de 2012

Odette

A los que les gustaban las antigüedades, les gustaban los versos, despreciaban los cálculos mezquinos, soñaban con el honor y el amor, ella los ponía en una elite superior al resto de la humanidad. No era necesario que tuvieran realmente esos gustos con tal que los proclamaran; de un hombre que le había confesado en una cena que le gustaba deambular, ensuciarse los dedos en los negocios viejos, que él nunca sería apreciado por este siglo comercial porque no le preocupaban sus intereses, y que por eso era de otros tiempos, ella volvía a su casa diciendo: "¡Pero es un alma adorable, un sensible, nunca lo había imaginado!" y sentía por él una inmensa y repentina amistad. Pero en cambio, los que, como Swann, tenían esos gustos pero no hablaban de ellos, la dejaban fría.


Por el camino de Swann
Marcel Proust

Ventanas

 
 
La tarde en que me asomé definitivamente a esta ventana una mujer sola con una malla roja tomaba sol entre las sábanas recién tendidas; lo supuse porque había aire y no se movían en la soga. Tenía una toalla de colores vivos atada a la cabeza y en la misma terraza un perro ovejero parecía muerto de un tiro. Me asomé, tuve el mismo miedo de siempre a la altura, el mismo desasosiego ante la posibilidad y tentarme. Ahora busco la manera de acomodar mis libros -les descubro señales de otro tiempo-, colgué el mismo Klee del final que se te resistía, y poco a poco la pieza en este quinto piso imprevisible va cobrando un olor que reconozco a fuerza de Particulares Livianos y la yerba dentro del plato que siempre me olvido de sacar. Todavía hoy puede ocurrir que me acerque a la ventana y apenas comprenda de qué forma han pasado todos estos años; por una especie de juego demasiado sutil, de fidelidad al recién llegado, algo en mí se resistiría a terminar con tus enaguas puestas a secar sobre la cocina de kerosén, con el sonido de tu orín en el bañito compartido.


Nosotros dos
NÉSTOR SÁNCHEZ

jueves, 29 de noviembre de 2012

Galería: noviembre 12


Ever, Nicolás Romero, calle Serrano, Buenos Aires.

lunes, 30 de julio de 2012

El drama sin atenuantes


Acaba de aparecer El drama sin atenuantes, de Carlos Riccardo, que contiene sus conversaciones con el gran escritor argentino Néstor Sánchez. Los diálogos son de 1989 y por fin aparecen editados en libro en su totalidad, con una nota de Riccardo que los pone en su contexto y una presentación escrita por mí.
Hay que aclarar que, dentro de un libro bien editado, el texto que escribí fue “corregido” sin aviso, y sin revisión, de muchas formas (puntuación, sintaxis, vocabulario). Tanta corrección no lo mejoró, todo lo contrario. Lo que sigue es el texto original.

Presentación

        Néstor Sánchez empezó a escribir de chico, en la escuela, redacciones, cartas, cualquier cosa: “tenía aptitud”. El padre escribía, y el hermano, menor, también iba a escribir. Cuando murió el padre, dejó la secundaria para ir a trabajar. A los dieciocho, un tipo que conocía, “un maestro de la vida”, le aconsejó que escribiera. Muchos poemas y un libro de cuentos negado abrieron el camino para sus novelas. En esas cuatro novelas, publicadas entre 1966 y 1975, Néstor Sánchez inventó una escritura original, a favor de su voz y contra la narrativa convencional. Y a medida que su escritura se transformaba, él se iba escapando: de la beca, del Boom, del aburrimiento de la comunidad intelectual, de los países (la tercera novela empieza así: “inútil toda pretensión de retenerlo...”). Siempre en la otra vereda de esa gente que, como dice en este diálogo, “cree en todo, en la cultura, en la literatura”; el suyo era un proceso “de pérdida irreparable”. Para un escritor esa contradicción puede ser productiva pero también peligrosa. Sobre todo para un escritor que, además, era muy “literario” (citas, referencias, máxima atención al lenguaje, escritura poemática), y cuyos libros son una buena muestra de la cultura del momento en que se escribieron. Pero Néstor Sánchez siguió su camino, sin tratar de evitar los peligros. Escribió mientras lo que aparecía en el papel lo sorprendía, y cuando ya no tuvo sentido dejó de hacerlo.

       A Carlos Riccardo, a mí y a muchos otros, los libros de Néstor Sánchez nos marcaron como pocas veces pasa. Nos conmovió su poesía, su lucidez, su verdad. Después lo conocimos en persona y eso profundizó la marca. Se nos volvió maestro sin postularse y sin explotar los beneficios o maleficios del cargo, como uno de esos maestros de la vida que él había conocido, tipos más o menos clandestinos con los que uno se cruza de casualidad en la ciudad y que tienen su refugio en una pieza llena de humo, de voces de vecinas, de tangos de radio y de libros apilados que para el discípulo encierran secretos inalcanzables. La figura del maestro es fundamental: “La vieja siempre nostalgia de guía”, le dice a Carlos Riccardo. Y cuenta que cuando escucha a alguien que dice “El maestro ha muerto y cada uno trabaja como puede”, la frase le produce una gran conmoción: “Caminé cuarenta cuadras bajo la nevisca, llorando, ¿qué me quería decir?” En sus novelas, en las alianzas que unen a los personajes, dentro de la barra o banda nunca falta el maestro al que se le reconoce un conocimiento silencioso, como el título del libro de Castaneda que me llevé de regalo de su casa.

Por ahí porque vivió obsesionado por la idea de la muerte lo deslumbró tanto ese Don Juan que recomienda tener a la muerte como consejera. O más que la muerte lo escandalizó la brevedad de la vida, ver el camión de ganado yendo al matadero y ver que en el camino la gente paraba a comprar aspiradoras en cuotas o a tomar cafecitos en velorios creyendo que eran de otro. La tribu de su barrio dejó de contenerlo, las ceremonias estaban vacías. Puso el grito en el cielo, bien alto. Se ilusionó con una vida nueva y extensísima, a la altura de la que sentía por momentos en él. Después vino el desencanto, y la locura.

El drama sin atenuantes podría ser tranquilamente el título de otro libro escrito por él: Nosotros dos, Siberia Blues, El amhor, los orsinis y la muerte, Cómico de la lengua, La condición efímera, y El drama sin atenuantes. Está en la línea de La condición efímera, son de la misma época todavía locuaz y por momentos exaltada y de “disyuntiva ética”. No sería justo llamarlo entrevista ni reportaje, no se parece a esas formas disecadas de la charla. Acá no hay un ser consagrado que deja caer verdades para que una oreja se extasíe en nombre del público. Acá Néstor Sánchez habla, se hace presente en las palabras, y Carlos Riccardo tiene el mérito de hablar su mismo idioma y de no tratar de averiguar nada. No pregunta para forzar respuestas ni para sacarle cosas. Las cosas salen solas, una lleva a la otra y el diálogo crece, se va por las ramas y da frutos que todos podemos saborear gracias a que, por suerte para nosotros, en su momento Carlos Riccardo estuvo ahí, cara a cara con Néstor Sánchez, escuchándolo y grabando todo en casetes y más tarde desgrabándolo, se encontró con él varias veces a charlar durante horas (tomaban algo, después cada uno se iba a su casa con la cabeza afiebrada, tenían que dejar pasar un tiempo para volver a encontrarse), guardó años estas conversaciones y ahora nos trae lo que quedó de esos encuentros. Léanlo y busquen sus palabras, sus preguntas y respuestas.

Y lean a Néstor Sánchez, otra vez si es preciso. Olvídense de la supuesta oscuridad de sus temas, los temas importan poco, nada más abran sus libros en cualquier página para encontrarse con esa voz que “insiste en llamar acontecimientos a las cosas más insignificantes” y que con su ritmo improvisado de músico de jazz convierte en acontecimientos luminosos la vida de un montón de personajes con nombres de jugadores de primera C que se desplazan de Banfield a Caballito, de San Isidro a Villa Urquiza y de Mar del Plata a la isla Maciel por tantos barrios y calles de la ciudad que los terminan volviendo imágenes poéticas, como la calle Valdenegro, el pueblo de Ingeniero Maschwitz, o cruzar Triunvirato desierta bajo el sol, y más tarde por toda América hasta Chicago, Manhattan, París. Toman trenes de día, taxis de madrugada, suben a un carro de mudanzas enganchado a una yegua, a un camión, a un colectivo de la línea 406, cruzan el Riachuelo como en algún momento cruzarán el Missisipi como cruzaron el Paraná para ver al poeta, o bajan en Once de otro colectivo que al chico que ingresa al Normal le parece un trasatlántico. No se establecen nunca, ocupan casas precarias, prestadas, prefabricadas, departamentitos de separado con demasiadas marcas de puchos en el piso, piezas en los fondos que se dedican a pintar torpes después que vuelven de la oficina y antes de hacer el amor. Toda esa vida llena de sol a quemarropa y lluvia tristona cabe ahí. Los proyectos, los bailes, los robos y los billares de mañana como bestias abandonadas. Pola Negri y Clara Bow. Un loro llamado Orsini, el perro que lame la olla en el baldío y esa yegua blanca que “mea llena de fe con las patas traseras bien abiertas”. La cabeza vendada de Apollinaire, la máscara de Dylan Thomas, Troilo, el tango, el jazz y Joyce, “porque todo parece destinado a la literatura”. En la selva amazónica, fabricando frenéticamente botones de cuero toda una temporada de lluvias tropicales, o en esa meseta que es el cementerio de Flores donde Batsheva, Giménez, María, los dos Yuyos, Orsini y Donald Gleason reunidos alrededor del cajón o féretro o ataúd de Felipa se pasan un ramo de crisantemos, una cala, un gladiolo, helechos, un clavel y una rosa en ronda grotesca hasta que a Giménez el viento le vuela el sombrero: léanlo hasta llenarse de vida. 

Mariano Fiszman




miércoles, 11 de enero de 2012

Más ventanas


A veces iba hasta la ventana y levantaba un rincón de la cortina. En un charco de oro, seguidas por su institutriz, yendo a catecismo o a clase, habiendo depurado de su andar ligero todo movimiento involuntario, veía pasar a esas muchachas moldeadas sobre una carne preciosa que parecen formar parte de una pequeña sociedad impenetrable.

Marcel Proust, Contra Sainte-Beuve.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Galería: diciembre 11





Dibujo de Nerf, grafitero (click sobre la imagen para agrandar).

sábado, 5 de noviembre de 2011

CONTRALUZ



Se prolongó durante un mes. Aquellos que lo tomaron por una señal cósmica se encogían bajo el cielo cada anochecer, imaginándose catástrofes cada vez más disparatadas. Otros, para los que el naranja no parecía un tono propiamente apocalíptico, se sentaban al aire libre en bancos públicos, leían tranquilamente y se acostumbraban a la curiosa palidez. A medida que pasaban las noches y no ocurría nada y el fenómeno se iba desvaneciendo lentamente, la noche recuperó los violetas oscuros de siempre, y la mayoría tuvo dificultades para recordar la previa euforia del corazón, la sensación de apertura y posibilidad, y volvió otra vez a buscar únicamente el orgasmo, la alucinación, el estupor, el sueño, para que los ayudaran a pasar la noche y a prepararse contra el día.

Thomas Pynchon, Contraluz.

Galería: Noviembre 11


Contraluz, de Fortunato Lacámera.

martes, 4 de octubre de 2011

Galería: Octubre 11



Nocturno. Gris y dorado-Nieve en Chelsea, de James Abott Mc Neill Whistler.

miércoles, 7 de septiembre de 2011

Galería: Septiembre 11



Últimas palabras de Madelaine Sweeny, azafata
del libro EL TALIBÁN, de Ezequiel Alemián, Imprenta Argentina de Poesía, 2008.

martes, 14 de junio de 2011

Los baños del bar San Bernardo



Lucas
hijo
mirá
nosotros en risa decimos
los baños del bar San Bernardo
son uno de Los Siete Adefesios del Mundo
hay que entrar con escafandra
esos grafitis
All Boys corriste
Vanina tragaleche y su teléfono encima
de los cinco mingitorios sarcófago nave
huellas del yeti en el retrete
y una canilla sola
estrangulada con alambre
que igual gotea
ocre sobre loza pálida
bajo un cielo de hongos a lo Pollock
Lucas vos te reís
pero ahí
entre viejos judíos prostáticos siempre gritando por un dominó
y sus nietos con acné de reojo en el espejo rajado
enanos japoneses
paraguayos extra large tuertos del pucho
tipos que pierden el pelo y el peine
putos de ojeras jopo negro como cuervos
nauseosos náufragos insomnes
naftalina y fluido Manchester
ahí
más que en San Marcos Sierra o en el Tíbet
te puede fulminar una iluminación




martes, 31 de mayo de 2011

Galería: mayo 11




Homenaje a Pablo Picasso
, Juan Gris.

lunes, 18 de abril de 2011

Galería: abril 11





Paul Cézanne, Las grandes bañistas (1906).

viernes, 11 de marzo de 2011

Entrevista publicada en el diario Los Andes de Mendoza

Por Augusto Munaro.

El barrio porteño de Villa Crespo ha dado a Leopoldo Marechal, eximio poeta y novelista argentino del siglo XX, el contexto urbano apropiado para su Adán Buenosayres, monumento verbal insuperable, y una de las novelas en clave más transgresoras y sólidamente construidas en nuestra lengua.

Los personajes Adán, Pereda, Tesler y Schultze deambulan trepidantes por sus capítulos encarnando el habla porteña a través de episodios inusuales, sin despreciar un inolvidable descenso a los infiernos (capítulo luego denostado por los ofendidos –y furibundos- “colegas” martinfierristas).

Casi un siglo después, otro escritor en la misma ciudad, ha retomado la hazaña de lanzarse a conquistar una novela de aliento épico. Mariano Fiszman (Bs.As. 1965) con Muñecas 970 (Ed. El 8vo. Loco), ha continuado esa búsqueda simbólica de algunos temas constantes, como el de la salvación del hombre y la experiencia purificadora a través de un viaje purgativo rico en imágenes inesperadas.

El argumento es tan extraño como ambiguo. En el mencionado barrio arrabalero de Villa Crespo, en un caserón ubicado precisamente en Muñecas 970, compuesto por varios departamentos en donde viven Ma, Vidal, Milton y la familia Nascate; una tormenta lo arrancará literalmente de sus cimientos para llevarlo río arriba entre las aguas de la inundación, hacia la selva, en una innovadora aventura narrativa. La novela no tarda en madurar su estructura polifónica, pues incorpora registros que van de lo grotesco a la epopeya.
Así lo dramático y lo lírico hallan su cause a través de un lenguaje cuidado pero que, a menudo, desarticula la sintaxis convencional. Fiszman trabajó en el texto una década, hasta otorgarle al hilo narrativo lo que pocos alcanzan: una cadencia única. Hay destellos de Faulkner y Onetti, pero también se oyen los ecos inconfundibles de su maestro y amigo, el escritor Néstor Sánchez. Autor que, como Fiszman, no intentó salirse nunca del territorio de la poesía.

-Muñecas 970 es una novela muy relacionada con el agua...

-Sí. Nuevas cenizas estaba relacionada con el fuego y Muñecas 970 con el agua. Surgió de una imagen, la de una casa que durante una inundación se desprende de la tierra y sale navegando, que es algo fantasioso pero hasta ahí porque vivo en un barrio que cada tanto se inunda, entonces los coches flotan, pasan hombres buzos por la vereda, gomones. Es como un carnaval, las calles de siempre se disfrazan de río por unas horas, a los chicos les encanta.

Después fueron apareciendo más imágenes y escenas acuáticas, el pez de mi apellido (el primer título de la novela, sacado de Macedonio, era El pez náufrago, después se llamó Música acuática, y muy al final Muñecas 970), sueños, eso que dicen de que el cuerpo humano es casi todo agua, igual que el planeta, además el narrador es un feto, un ser flotante...


-Entiendo que tuvo un período de diez años de escritura. ¿A qué se debió la dilación?, ¿cuáles eran los aspectos estéticos que más le interesó explorar al escribirla?

-Soy lerdo para escribir desde que iba a primer grado y me perdía medio recreo terminando de copiar del pizarrón. Ya de grande soy lerdo para darme cuenta qué estoy escribiendo, de qué se trata, qué forma le conviene. Reescribo muchas veces cada cosa, y sobre todo, nunca empiezo a escribir con un plan previo, nunca conozco la historia desde el principio, me aburriría, así que al escribir iba atrás de lo que apareciera, a veces manoteaba un salvavidas o me enganchaba a una lancha y avanzaba unos renglones...

Pero en esos diez años no me dediqué solo a este texto; terminé y publiqué un libro de cuentos, El antílope, pasaron dos reescrituras de Nuevas Cenizas, que apareció en el 2002, empecé y terminé de escribir una novela en colaboración con Roberto Raschella, La historia que nunca les conté, que salió en el 2005... O sea que iba alternando cosas, por épocas. Igual parece mucho, pero si lo que escribís está afuera del circuito comercial, que tiene otras exigencias, ¿qué importa cuánto tardás? Si no es una carrera.


Para leer la entrevista completa:

http://www.losandes.com.ar/notas/2011/2/12/mariano-fiszman-viaje-arriba-550114.asp

viernes, 14 de enero de 2011

WATT

Pero Watt no oía nada, a causa de otras voces que le iban cantando, gritando, diciendo y murmurando cosas incomprensibles al oído. Esas voces, si bien no le eran conocidas, no le eran desconocidas tampoco. Así que no se alarmaba desmesuradamente. A veces solamente cantaban, otras veces solamente gritaban, otras solamente decían, otras solamente murmuraban, otras cantaban y gritaban, otras cantaban y decían, otras cantaban y murmuraban, otras gritaban y decían, otras gritaban y murmuraban, otras decían y murmuraban, otras cantaban y gritaban y decían, otras cantaban y gritaban y murmuraban, otras gritaban y decían y murmuraban, otras cantaban y gritaban y decían y murmuraban, todas juntas, al mismo tiempo, como entonces, por no hablar más que de esas cuatro clases de voces, ya que había otras. Y a veces Watt entendía todo, y otras entendía mucho, y otras entendía poco, y otras no entendía nada, como entonces.

Samuel Beckett, Watt.

miércoles, 5 de enero de 2011

Galería: Enero 11



Asado en Mendiolaza, de Marcos López.
(Cliquear sobre la imagen.)

viernes, 10 de diciembre de 2010

Galería: diciembre 10




El papa Inocencio X, por Velásquez y por Bacon.

lunes, 15 de noviembre de 2010

Hablando de ventanas

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LAS VENTANAS

Del rojo al verde todo el amarillo se muere
Cuando cantan las aras en las selvas natales
Despojos de pihis
Hay un poema por hacer sobre el pájaro de una sola ala
Lo enviaremos como mensaje telefónico
Traumatismo gigante
Hace gotear los ojos
Mira una chica linda entre muchachas Turinesas
El pobre muchacho se sonaba en su corbata blanca
Descorrerás la cortina
Y ahora mira cómo se abre la ventana
Arañas cuando las manos tejían la luz
Belleza palidez insondables violetas
Trataremos en vano de tomar un descanso
Se empezará a medianoche
Cuando se tiene tiempo se tiene libertad
Bígaros Lota Soles múltiples y el Erizo de mar del poniente
Un viejo par de zapatos amarillos ante la ventana
Torres
Las Torres son las calles
Pozos
Pozos son las plazas
Pozos
Árboles huecos que abrigan a mestizas vagabundas
Los mulatos les cantan melodías a morir
A las mulatas cimarronas
Y la oca cuá-cuá trompetea al norte
Donde los cazadores de mapaches
Limpian las pieles
Deslumbrante diamante
Vancouver
Donde el tren blanco de nieve y de luces nocturnas huye del invierno
Oh París
Del rojo al verde todo el amarillo se muere
París Vancouver Hyères Maintenon New York y las Antillas
La ventana se abre como una naranja
El bello fruto de la luz

Guillaume Apollinaire
Traducción: MF

Galería: Noviembre 10



De André Vuillard, gran pintor de ventanas.

jueves, 28 de octubre de 2010



Una cosita de la "realidad social" que no suele entrar en esta página.
En un país de funcionarios y dirigente nefastos, no sólo políticos, sino empresarios, religiosos, intelectuales, deportivos, etcétera, el gobierno de este flaco narigón, desmañado, estrábico y ceceoso fue, lejos, lo mejor que conocí.
Hoy me cago en las polémicas y en los matices. Miro qué acciones suben y quiénes festejan, con más o menos disimulo, y sé en qué lugar no quiero estar nunca.
Me voy a la Plaza.

martes, 21 de septiembre de 2010

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LE GUSTA ESTE JARDÍN QUE ES SUYO?

EVITE QUE SUS HIJOS LO DESTRUYAN!



Malcom Lowry, Bajo el volcán.

Galería: septiembre 10




Stephen Koek Koek, Caminante.
Vendido a Gabi Vaccari. ( No se olviden de cliquear sobre las imágenes para agrandarlas.)

miércoles, 18 de agosto de 2010

Galería: Agosto 10



Morning sun, de Edward Hooper.

domingo, 18 de julio de 2010

Galería: Julio 10




Vista de Delft. Veermer, pintor holandés del siglo XVII.
Viendo ese "pedacito de pared amarilla", Bergotte se desmaya y se muere pensando "yo tendría que haber escrito así".

viernes, 25 de junio de 2010

Galería: Junio 10



Ocho libros.
Salvo (Salvatore Mangione).

viernes, 19 de marzo de 2010

Taller de escritura


A partir de abril empiezan los encuentros del grupo de taller de escritura que coordino.
El taller está dedicado a personas de cualquier edad, con o sin experiencia previa, a quienes sencillamente les guste leer y tengan ganas de escribir.
La actividad consiste en ejercicios de escritura que se hacen durante las reuniones y generan textos que después leemos con fines no correctivos (que suena a correccional) ni calificativos (que suena a descalificativos), sino reflexivos, para estimular la escritura y entender los mecanismos en juego en los textos que surgen.
Con esa misma intención, a medida que pasan las semanas y la fiebre creativa se apodera de los que asisten, también incorporamos a las lecturas los textos que escriben fuera de las reuniones, siempre tratando de entender la naturaleza de eso que aparece en la página, su funcionamiento y sus sentidos posibles.
El año pasado nos acompañaron en el camino escritores como Antonio Di Benedetto, Vicente Huidobro, Arthur Rimbaud, Raymond Queneau, Leónidas Lamborghini, William Bourroughs, Ricardo Zelarayán, Bruno Schultz, Guillaume Apollinaire, Lucía Mazzinghi, J. M. Coetzee y hasta un pintor, Pieter Brueghel.
Si quieren participar escriban a marianofiszman@hotmail.com
Están invitados.


martes, 9 de marzo de 2010

Galeria: marzo 10


El dia que nos íbamos de México se inauguraba una muestra del pintor belga Ensor en uno de los museos mas lindos de esa ciudad, el Dolores Olmedo. Habían instalado una carpa en los jardines y servían tragos y comida para todos. No faltaba la música ni esos banderines que llaman papel picado. Fuimos y volvimos con el Tren Ligero, trayecto estacion Tasqueña-La Noria, tres pesos el pasaje.

miércoles, 13 de enero de 2010

Galería: Enero 10


Ezequiel Arce y su cosecha de papas

Foto de Martín Chambi (Perú).

viernes, 11 de diciembre de 2009

Un halago



La gente del Centro Cultural Rojas, siempre muy dedicada a la actividad teatral, todos los años entrega un premio llamado "Teatro del mundo", con el que destaca trabajos en todos los rubros teatrales. Además de los rubros tradicionales consideran otros, como edición, fotografía, traducción. En traducción, precisamente, me destacaron, por "Las tetas de Tiresias", obra de Guillaume Apollinaire que editó Losada a comienzos de este año. ¡Muchas gracias!

lunes, 9 de noviembre de 2009

Galería: Noviembre 09


"Me voy corriendo a ver qué escribe en mi pared la tribu de mi calle"
Pintura de JAZ, grafitero de Villa Crespo, en Padilla al 900.

martes, 1 de septiembre de 2009

Galería: Septiembre 09


El filósofo meditando, Rembrandt.

sábado, 4 de abril de 2009

Galería: el mes más cruel, 09


Bacon y Burroughs del brazo.
"Bacon y yo estamos en los extremos opuestos del espectro. A él le gustan los camioneros de mediana edad y a mí me gustan los chicos jóvenes. Él desdeña la inmortalidad y yo pienso que es una cosa importante. Por supuesto, estamos unidos por nuestros temas morbosos".
William Burroughs

lunes, 9 de marzo de 2009

¡Ey, apareció MUÑECAS 970!


El jueves pasado salió (¿de dónde?) mi novela Muñecas 970, la más reciente creación de la casa.
La editorial se llama El octavo loco, y el libro forma parte de la simpática colección 69, Argentina es Latinoamérica, que entrega dos textos en el envase (y por el precio) de uno.
¡Salud!